Conclusionones y Recomendaciones

La doctora en Física y profesora en Ciencias Geológicas, Dina Larios, afirmó que la Minería Verde “ no elimina el impacto ambiental y en esa circunstancia El Salvador, no reúne las condiciones para que se pueda aplicar”. La científica salvadoreña y docente de la Universidad Athens, Ohio, cuenta con un estudio sobre la minería en Estados Unidos y Canadá. La profesional presentó en El Salvador, ante CÁRITAS El Salvador, y otras organizaciones no gubernamentales, que se encuentran aglutinadas en la Mesa Nacional frente a la Minería, una investigación. Larios consideró que debido a la reducida extensión territorial del país, la densidad poblacional en las zonas mineras, y la situación precaria del recurso hídrico, la práctica de la minería metálica o verde era inviable. “Es muy difícil erradicar los contaminantes que pueda provocar la minera, las cantidades de agua que se utilizan y se contaminan para extraer una onza de oro, sin olvidar los riegos que generan las descargas de esa agua alcalina… en mi opinión … no vale la pena”, puntualizó. Asimismo, explicó, que aunque se trate de verde, la idea que la “Minería Verde” se puede aplicar en el país, los procedimientos que se aplican tienen tan altos costos que muchas veces, es imposible cumplirlos.
Por su parte, Fray René Flores, Franciscanos en Justicia y Paz, afirmó que la visita de la científica Dina Larios les permitía obtener información veraz y reciente sobre el verdadero impacto de la minería. El religioso lamentó la postura de los partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa, a quienes consideró que no tienen “interés en la salud y destino” de miles de salvadoreños que viven en las zonas mineras.
Actualmente existe evidencia irrefutable de que la minería limita gravemente la capacidad de una nación de sustentar el crecimiento económico (incluso dentro de las definiciones estrechas a las que en general adhieren los estados nacionales). Esto resulta un descubrimiento "sorprendente" para quienes piensan que las "riquezas" contenidas en el suelo se traducen infaliblemente en dinero en el banco. Pero para quienes adoptan un análisis anticolonialista de la acumulación de capital, la razón fundamental para la discrepancia no es difícil de descubrir. Zaire, Bolivia y Sierra Leone no son simplemente "pobres"; han sido empobrecidos sin piedad durante cientos de años. Gran parte de la "deuda externa" demoledora que arrastran los países "más pobres" del mundo en realidad supuestamente se adeuda por capital que nunca fue invertido en el auto-desarrollo de los pueblos. En su lugar, se invirtió en construir minas, represas, centrales eléctricas y plantas de procesamiento para transformar capital "natural" --no sólo hierro, cobre, bauxita, diamantes, sino también agua, tierra y aire-- en valor exportable